lunes, 18 de diciembre de 2006

El placer de un buen desayuno



El placer de un buen desayuno

La falta de tiempo y de costumbre son dos de las razones por las que muchos nos enfrentamos cada día a nuestros quehaceres diarios con poco más que un vaso de leche o un café en el estómago. Pero saltarse el desayuno, malcomer al levantarse o hacerlo a toda prisa no es una cuestión menor, ya que trae consecuencias como escasez de fuerzas, desgana y bajo rendimiento a lo largo de la mañana. De ahí la importancia de convertirlo en una comida completa y dedicarle los minutos.
No cabe duda que cuando uno se levanta de la cama con las sábanas y el tiempo pegados cuesta acercarse a la cocina y preparar un desayuno en condiciones. Pero ese pequeño esfuerzo, que deja de ser tal en cuanto se vuelve un hábito diario, resulta imprescindible para la salud del organismo.Comenzar el día con energía.

Un buen desayuno es garantía de una dieta completa y equilibrada y un correcto reparto energético de las comidas, además del camino para obtener mejores resultados de las tareas que vayamos a desarrollar a lo largo del día. Cuando nos levantamos nuestro cuerpo lleva muchas horas sin ingerir nada de alimento y aunque el gasto durante la noche ha sido escaso, a partir de ese momento comenzará a ser muy elevado.Por la mañana, el organismo necesita una buena ración de hidratos de carbono. Su falta se traducirá en una sensación de cansancio. De ahí la necesidad de consumir cereales, pan, alguna pieza de bollería (sin abusar) incluso un poco de miel o de mermelada para aportar glucosa al organismo. La fruta ayudará también a mantener en buenos niveles las cifras de azúcar, vitaminas y minerales y fibra.

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