El milagro de adelgazar
Una vez pasadas las Navidades y sus inevitables excesos en la mesa, suelen llegar los sustos en la báscula y la urgencia de ponerles remedio lo antes posible y con resultados rápidos. Esta situación se convierte en campo abonado para las conocidas como dietas milagro. Se trata de planes de adelgazamiento, que prometen una pérdida de kilos espectacular en tiempo record. Pero frente a ellas surgen algunas dudas importantes, como hasta qué punto son eficaces y si pueden resultar peligrosas para la salud.
Ofrecen cifras realmente tentadoras, en las que el número de kilos que se pierden es inversamente proporcional a los días que se emplean para conseguirlo. Bajo esta consigna, decenas de dietas milagro circulan en medios de comunicación y libros como la solución inmediata al sobrepeso, incrementando su número de seguidores después de las navidades o al llegar la primavera, cuando se impone la operación bikini.¿En qué consisten?Sea cual sea su nivel de éxito, se trata de planes controvertidos que deben contemplarse siempre desde la prudencia. Entendemos por dietas milagro aquellas que prometen rebajar un buen número de kilos en muy poco tiempo, que no cuentan con bases científicas serias que las avalen y que restringen enormemente el número de calorías y de alimentos que se pueden comer. Es frecuente que lleven el nombre del doctor que las inventó, del centro médico donde se aplican, de un famoso o famosa a los que les han ido de maravilla o que se denominen con el producto estrella que les sirve de base (pomelo, sopa, alcachofa, entre otros).En general, se trata de regímenes muy desequilibrados, que no aportan todos los nutrientes que precisa el organismo y con los que efectivamente se logra recortar peso al ser muy hipocalóricos. Otra de las razones por las que se suele lograr esto último es su monotonía: la escasa variedad de platos e ingredientes convierte el hecho de comer en algo aburrido y poco apetecible, lo que se traduce en una ingesta menor de alimento.
Ofrecen cifras realmente tentadoras, en las que el número de kilos que se pierden es inversamente proporcional a los días que se emplean para conseguirlo. Bajo esta consigna, decenas de dietas milagro circulan en medios de comunicación y libros como la solución inmediata al sobrepeso, incrementando su número de seguidores después de las navidades o al llegar la primavera, cuando se impone la operación bikini.¿En qué consisten?Sea cual sea su nivel de éxito, se trata de planes controvertidos que deben contemplarse siempre desde la prudencia. Entendemos por dietas milagro aquellas que prometen rebajar un buen número de kilos en muy poco tiempo, que no cuentan con bases científicas serias que las avalen y que restringen enormemente el número de calorías y de alimentos que se pueden comer. Es frecuente que lleven el nombre del doctor que las inventó, del centro médico donde se aplican, de un famoso o famosa a los que les han ido de maravilla o que se denominen con el producto estrella que les sirve de base (pomelo, sopa, alcachofa, entre otros).En general, se trata de regímenes muy desequilibrados, que no aportan todos los nutrientes que precisa el organismo y con los que efectivamente se logra recortar peso al ser muy hipocalóricos. Otra de las razones por las que se suele lograr esto último es su monotonía: la escasa variedad de platos e ingredientes convierte el hecho de comer en algo aburrido y poco apetecible, lo que se traduce en una ingesta menor de alimento.
Pérdida de masa muscular:Pero que lo que se habla poco es que los kilos que se pierden no pertenecen a la masa grasa del organismo, sino a la muscular, por lo que no se puede considerar que exista un recorte de peso en sentido estricto. Finalmente, estos planes se suelen seguir durante unos días y al no modificar hábitos alimentarios ni establecer pautas nutricionales que se puedan mantener en el tiempo, la ganancia de peso es casi inmediata una vez acabados.Un peligro al acechoIncluso algunas teorías hablan de que si se abusa de ellos, sometiendo el metabolismo a constantes vaivenes, cada vez se hará más complicado poder adelgazar. Entre las razones que pueden convertir las dietas milagro en peligrosas están deficiencias en vitaminas A, C, E y también del grupo B, algunos minerales, como hierro y zinc, y proteínas. De todas formas, las carencias dependen de la composición de cada una de ellas, de los alimentos que primen y de aquellos que prohíban. Si escasean las frutas y verduras, se verán mermados los niveles de vitamina C y A, si faltan alimentos de origen animal la vitamina B. En caso de que el consumo de grasas se vea muy reducido, se producirá una pobre asimilación de vitaminas liposolubles (A, D y E). Si todo ello puede acarrear problemas en una persona sana, ni que decir tiene de los nefastos efectos que puede ocasionar en niños, ancianos o quienes sufran trastornos de salud. Efectos secundariosUna ventaja de esta clase de dietas está en su duración, que suele ser muy corta, siempre que se sigan los tiempos recomendados. Esto se traduce en que sus potenciales consecuencias negativas se vean disminuidas y que la sangre no suela llegar al río. Aún así, en ocasiones aparecen mareos, hipotensión, diarreas, incluso un aumento de los niveles de colesterol. Las dietas bajas en proteínas pueden dar lugar a arritmias, mientras que aquellas que son ricas en ellas y pobres en hidratos de carbono pueden ser el origen a descalcificaciones óseas y problemas renales.Parece claro que aunque las dietas milagro procuren una pérdida de peso importante, lo hacen con un costo demasiado elevado para la salud y el bienestar. Los expertos hablan de que los planes de adelgazamiento correctos promueven rebajas de unos tres kilos al mes, son equilibrados, no implican pasar hambre y jamás deben bajar de 1.200 calorías diarias. Además mantienen una proporción correcta de nutrientes, con un 60 por ciento de hidratos de carbono, un 20 de grasas y otro 20 de proteínas. Por todo esto, lo mejor es contar con la asesoría de un profesional que adapte la dieta a las necesidades y características de cada persona. Emplear tres días para rebajar unos kilos que se volverán a ganar en menos de una semana y jugarse de paso la salud no parece una inversión muy ventajosa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario