jueves, 9 de agosto de 2007

Dieta aconsejable para el grupo sanguíneo AB

Alimentos para perder peso
El tipo AB tiene la misma respuesta insulínica que el tipo B con algunos alimentos, potenciándola o inhibiendo su eficiencia. La producción inhibida de insulina causa hipoglucemia que produce un metabolismo menos eficiente de los alimentos.Utiliza las calorías más eficientemente cuando su tejido muscular es algo alcalino, por lo que debe evitar o reducir el trigo, que lo acidifica.
Evitar (en este grupo)
Carnes rojas, que no puede digerir bien y almacena como grasa.
Alubias, que pueden causar hipoglucemia e inhiben la eficiencia insulínica, al igual que los frijoles, porotos.
Trigo sarraceno y semillas de sésamo (causantes de hipoglucemia en este grupo).
Maíz, ya que inhibe la eficiencia insulínica.
Trigo pues retarda el metabolismo, inhibe la eficiencia insulínica y hace un uso ineficiente de las calorías.
Ideal (en este grupo)
Tofu, verduras y pescados que promueven la eficiencia metabólica.
Algas marinas y lácteos que mejoran la producción de insulina.
Piña que facilita la digestión y estimula la evacuación intestinal.
Alimentos adecuados para el grupo sanguíneo AB
Carnes: carnero, conejo, cordero y pavo.
Leches y derivados: kéfir, leche de cabra, leche de soja, mozzarella, queso de cabra, queso de oveja, yogur, ricota.
Aceites y grasas: aceite de oliva.
Pescados y mariscos: atún, bacalao, besugo, caballa, lucio, merluza, mero, salmón, sardina, trucha.
Pastas y harinas: harina de arroz, harina de avena, harina de centeno, harina de trigo germinado, couscous, quinoa.
Hortalizas y vegetales: ajo, apio, boniato, berenjena, brócoli, coliflor, diente de león, mostaza, remolacha, pepinos, perejil, remolacha, tempeh, tofu.
Legumbres: lentejas verdes, judía blanca, soja.
Cereales: arroz inflado, arroz blanco, arroz basmati, arroz integral, avena, mijo, salvado de arroz, salvado de avena.
Frutos secos y semillas: castañas, cacahuetes, nueces.
Frutas y zumos: piña, arándanos, cerezas, ciruela roja, ciruela verde, higos, kiwi, limones, pomelo, uva. zumo de apio, de papaya, de col, de uva y de zanahoria, de arándano y de cereza.
Infusiones, bebidas y refrescos: infusión de bardana, alfalfa, equinacea, escaramujo, ginseng, jengibre, manzanilla, marjoleto, palo dulce, té verde, café.
Especias y condimentos: aderezo de soja, ajo, curry, perejil, rábano picante, jaleas, mayonesa, mermeladas, mostaza.
Alimentos conflictivos para el grupo sanguíneo AB
Carnes: cerdo, ternera, jamón, pato, pollo, tocino, carne picada.
Leches y derivados: camembert, helado, leche entera, mantequilla, queso brie, queso parmesano, roquefort.
Aceites y grasas: aceite de girasol, aceite de maíz, aceite de sésamo.
Pescados y mariscos: abadejo, almeja, anchoa, arenque, cangrejo, langosta, ostras, pulpo, salmón ahumado.
Pastas y harinas: fideos soba, trigo sarraceno, pasta de alcachofas.
Hortalizas y vegetales: aceitunas negras, pimiento, rábano, aguacate, maíz, hongo shiitake.
Legumbres: alubias, garbanzos, frijoles y judías negras.
Frutas y zumos: plátano, caqui, coco, guayaba, granada, mangos, naranja.
Cereales: harina de maíz, trigo sarraceno.
Frutos secos y semillas: avellanas, semilla de girasol, semilla de amapola, semilla de sésamo, semilla de calabaza, semilla de amapola, Tahín o puré de sésamo, mantequilla de girasol.
Especias y condimentos: ají picante, alcaparras, anís, jarabe de maíz, pimienta, vinagre, encurtido de eneldo, encurtidos dulces, ketchup.
Infusiones, bebidas y refrescos: infusión de aloe, barba de maíz, bolsa de pastor, verbasco, genciana, lúpulo, tilo, trébol rojo, gaseosa, licores destilados, cola, té negro.

miércoles, 17 de enero de 2007

Comer y controlar los triglicéridos

La primera y más importante consecuencia de un índice de triglicéridos elevado es el riesgo de padecer arterosclerosis y por tanto, de sufrir enfermedades cardiovasculares. Aunque su origen puede ser genético, en su aparición inciden factores como una dieta rica en grasas y azúcar, la ingesta de alcohol y la obesidad.
Como el colesterol, los índices altos de triglicéridos resultan un problema frecuente y tienen en un plan de nutrición adecuado, la mejor medida de prevención y control. Los triglicéridos son un tipo de lípidos o grasas que se forman en el intestino a partir de los alimentos que consumimos y deben mantenerse en unos niveles determinados, aunque no pueden ser cero, ya que resultan necesarios para el organismo, que los emplea como fuente de energía. Después de la comida, los triglicéridos en sangre se elevan para posteriormente pasar al tejido adiposo y a los músculos. Una parte de ellos es absorbida por el hígado, donde se sintetizan, tras lo cual regresan al torrente sanguíneo en ciertas dosis.

El problema surge cuando, después de este proceso, sus tasas en sangre son excesivas, superando los 150 miligramos por decilitro de sangre. Hasta 199 miligramos se considera un límite alto, mientras que 200 es ya una tasa de triglicéridos muy elevada. La consecuencia de tales cifras es la aparición de placas de ateroma que se adhieren a las venas y arterias, estrechándolas y pudiendo provocar accidentes cardiovasculares. La mejor dieta para frenar el problema es sin duda la mediterránea, rica en frutas y verduras y pobre en grasas animales y saturadas. El consumo de pescados azules, presentes también en esta dieta, es importante, no tanto porque actúen directamente sobre los triglicéridos, sino porque aportan flexibilidad a los vasos sanguíneos y son vasodilatadores, dos características que los hacen eficaces frente a la placa de ateroma y la formación de trombos. Así contrarrestarían el efecto negativo de unos triglicéridos elevados. Otros alimentos beneficiosos son las carnes de ave, como el pollo y el pavo, los lácteos desnatados, todas las verduras y todas las frutas, menos los frutos secos y las variedades escarchadas. También hay que limitar el consumo de carnes grasas,
alimentos precocinados y productos ricos en azúcar. Es mejor optar por los edulcorantes artificiales y olvidarse de cualquier tipo de dulce, sea o no casero. Conviene consumir huevos con cautela, y no excederse con el café ni las bebidas refrescantes, aunque sean bajas en calorías. Lo mismo se puede decir de salsas y margarinas de este tipo. Es importante señalar que el consumo excesivo de glucosa, fructosa o chocolate y el alcohol, resultan nefastos para el trastorno. Este último, considerado saludable en dosis moderadas, como dos vasitos de vino al día, está contraindicado porque incrementa la producción de triglicéridos en el hígado. La obesidad también es una causa directa del problema: está comprobado que en la medida en que aumentan los kilos de más, se incrementan sus cifras. Por eso, una dieta equilibrada e hipocalórica para rebajarlos, y el deporte, son hábitos beneficiosos.
En el recuadro de la derecha podràs encontrar màs informaciòn de productos, alimentos, consejos,dietas y cuidados para una mejor alimentaciòn y salud.

lunes, 15 de enero de 2007

Comer sano fuera de casa

Una vez recuperada la rutina del trabajo, las obligaciones cotidianas y la falta de tiempo vuelven a plantear, en muchas ocasiones, la necesidad de comer fuera de casa. Se crea así un cambio en los hábitos alimenticios. Sin embargo esto no es una razón para no llevar una dieta equilibrada, tanto si se come en la propia oficina como si se almuerza en un restaurante.
Los estudios confirman que para llevar una dieta equilibrada hay que aportar al organismo un 15% de proteínas del aporte calórico total, un 55-60% de glúcidos y que los lípidos no sobrepasen el 30% del total. Sin embargo, hay que tener en cuenta también otros factores como son la actividad física que realiza diariamente cada persona o el clima propio de la zona donde se reside.

Cuando las jornadas laborales son largas, suele ser habitual picar algo entre horas. Es recomendable que estas comidas se preparen en casa para llevarlas al lugar de trabajo. De esta manera se evitarán los alimentos con elevados porcentajes de azúcares y grasas. Algunas opciones son los pinchos de tomate con queso blanco, rollitos de jamón con queso en su interior, unas zanahorias peladas y cortadas en barritas o añadir trocitos de piña en yogures naturales. A primeras horas de la mañana se recomiendan especialmente las frutas y yogures, frutos secos hacia el mediodía, una infusión a primera hora de la tarde para ayudar a hacer la digestión o barritas de cereales y jamón de York si ya está avanzada la tarde.

Una vez llegada la hora de comer, conviene evitar el acudir de forma recurrente a los típicos bocadillos o hamburguesas porque, aunque sacian el apetito en poco tiempo, aportan muchas calorías y dietéticamente hablando, son comidas desequilibradas. Por lo general, los establecimientos de comida rápida ofrecen alimentos ricos en grasas saturadas y colesterol, con grandes proporciones de hidratos de carbono y bajos en fibras vegetales. Pero si se acude a un “fast-food” se pueden incluir ensaladas como complemento y evitar las versiones “maxi” o “doble”, las patatas fritas y los refrescos ya que suelen contener gran cantidad de azúcares.

Evitar las grasas. Es mucho más recomendable preparar alternativas fáciles de llevar a la oficina como pueden ser una ensalada de vegetales con queso, sandwiches vegetales, e incluso cocinar pechuga de pollo a la plancha con verduras hervidas, ventresca con pimientos de piquillo o una ensalada de pasta fría con tomate seco y albahaca que puede acompañarse con un poco de pollo frío. Seleccionar alimentos bajos en grasas ayudará a controlar el peso y mantener una buena salud.

Por otra parte, cuando se trabaja en el centro urbano siempre hay posibilidad de elegir entre numerosos restaurantes, casas de comidas y bares, donde disfrutar de dos platos, café y postre por precios más o menos económicos. Pero hay que tener en cuenta que muchos establecimientos tienden a abusar de los fritos y de las elaboraciones repetitivas a lo largo de la semana.

Hay que procurar buscar locales que ofrezcan una opción sana e intentar comer la misma cantidad que se come en casa, evitando comidas con mantequilla, salsas, gratinadas o rebozadas. No conviene combinar alimentos ricos en hidratos de carbono, como el arroz o la pasta con pescado, carne o huevos. Para estos segundos platos es mejor elegir anteriormente ensaladas o vegetales como puerros, espárragos o alcachofas. Es preferible beber agua antes que alcohol y en todo caso, no mezclar bebidas alcohólicas, sustituir el azúcar por edulcorantes y evitar platos que contengan chocolate, leche, o aguacate , entre otros. Y en la medida de lo posible elegir con calma y orden, para que una decisión tomada con prisas no eche al traste una comida sana.
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jueves, 11 de enero de 2007

Bebidas isotónicas

Bebidas isotónicas

Con frecuencia se oye hablar de la importancia de mantener hidratado el cuerpo. Alrededor del 60% de su composición es agua, y éste porcentaje disminuye al realizar actividades físicas. Los expertos recomiendan beber al menos dos litros de agua diarios para mantener una buena hidratación celular, pero muchos deportistas se decantan por las bebidas deportivas, una alternativa para reponer los líquidos y nutrientes que se pierden al realizar ejercicio y que ahora están al alcance de todos en tiendas de deportes y supermercados.
Durante el proceso de sudoración, el organismo pierde agua y sales minerales, lo que hace que disminuya el rendimiento físico. Fue un médico y científico de la Universidad de Florida quien, en la década de los 60, desarrolló un método para reponer los líquidos y nutrientes que los deportistas perdían con el sudor. A partir de estas investigaciones se fueron desarrollando y comercializando muchas de las bebidas deportivas que hoy se conocen. Se trata de bebidas que contienen azúcares y sales minerales que se absorben por el intestino y de aquí llegan al torrente sanguíneo donde se produce una rápida asimilación, con lo que se reponen rápidamente las pérdidas ocasionadas por el ejercicio físico intenso.

Si el ambiente es caluroso o se suda mucho, las bebidas deportivas ayudan a reponer los líquidos, electrolitos (sobre todo sodio y cloro) y la energía (glucosa) perdidos durante el esfuerzo. Contribuyen a retrasar la fatiga, evitar lesiones por calor como calambres o síncopes, mejorar el rendimiento y acelerar la recuperación. También sirven para ayudar en la recuperación de diarreas, ya que su composición es similar al suero oral que se vende en farmacias y su sabor es más agradable.

Componentes
Dentro del amplio mercado que existe muchas personas eligen estas bebidas en función de su sabor o de cómo se presentan (en polvo, en sobres, líquido...). Sin embargo, los expertos en nutrición deportiva aseguran que hay que tener en cuenta varios factores a la hora de decantarse por una bebida u otra, como son las características físicas de cada individuo en cuestiones de sudoración, el tipo de ejercicio, su duración e intensidad así como las condiciones de humedad ambiental y la temperatura a la que se realice. Son bebidas con gran capacidad de rehidratación, que incluyen componentes comunes como agua, hidratos de carbono simples (glucosa, fructosa, glucosa…) o complejos (polímeros de glucosa) y electrolitos (sodio, potasio, cloro, fósforo, magnesio, calcio, etc.). Todos estos componentes son los que ayudan en la absorción del agua.

Además, se les suelen añadir otros componentes que no están relacionados con una mejor absorción como los aminoácidos y los carbohidratos de asimilación lenta para reponer las reservas de glucógeno. Por otra parte, si se incluyen vitaminas, es preferible que se trate de las del grupo B, relacionado con el metabolismo y el exceso, y que, además, se eliminen fácilmente con la orina. También suelen añadirse potenciadores del sabor y colorantes que sólo tienen funciones organolépticas.

Conviene tener en cuenta que este tipo de bebidas no son siempre imprescindibles, ya que si realiza ejercicio físico por un espacio inferior a una hora, su ingestión apenas presenta diferencias con respecto a beber agua y el resto de los solutos que puedan haberse perdido, como glucosa o sodio, se recuperan al realizar la siguiente comida.

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lunes, 8 de enero de 2007

Una dieta bien vitaminada


Una dieta bien vitaminada

Una alimentación sana y equilibrada debería aportar a las personas todas vitaminas y nutrientes que su cuerpo requiere y, por lo tanto no necesitar ningún tipo de suplemento. Sin embargo, los complementos vitamínicos se convierten en necesarios en determinadas ocasiones.
Por lo general, la alimentación actual suele presentar una serie de carencias en cuanto a minerales y vitaminas que son esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Los alimentos que se consumen a diario contienen diferentes cantidades de hidratos de carbono, proteínas, grasas, vitaminas y minerales, pero ningún alimento en sí mísmo puede proporcionar todos los nutrientes que se necesitan. Por tanto, una alimentación equilibrada debe contener una amplia variedad de alimentos, de cada uno de los grupos de la pirámide alimenticia.

Sin embargo, se estima que hoy en día, alrededor del 10% de la población prefiere consumir suplementos vitamínicos de manera frecuente como forma de combatir situaciones de estrés, agotamiento físico y mental o una dieta desequilibrada. Un porcentaje no muy elevado si se compara con el Reino Unido (39%) o Alemania (43%). Los expertos estiman que es un consumo que va en aumento, generalmente en primavera y otoño y por la vía de la automedicación, dejando de lado el consumo de una dieta equilibrada. Además, hay que tener en cuenta que todos los suplementos vitamínicos no son en sí naturales ya que están fabricados en laboratorios por medio de la combinación de elementos químicos separados, es decir, se sintetizan químicamente.

Sólo entran de fuera
Las vitaminas son elementos reguladores del organismo, sin aporte calórico y muy importantes en procesos biológicos. El sistema orgánico no las produce por sí mismo pero son fundamentales y, por lo tanto, hay que incorporarlas a través de ciertos alimentos porque el cuerpo humano no puede sintetizarlas. Son excepciones la vitamina D, que se forma en la piel al exponernos al sol, y las vitaminas K, B1, B12, así como el ácido fólico, que se forman en la flora intestinal en pequeñas cantidades. Existen dos tipos de vitaminas: las liposolubles (A, D, E, K), que se disuelven en grasas y aceites, y las hidrosolubles (C y complejo B), que se disuelven en agua.

En determinadas ocasiones se hace necesaria la ingesta de suplementos vitamínicos, como en el caso de las dietas vegetarianas o personas que padezcan algún tipo de alergia alimentaria, que necesitan a largo plazo suplementos de B12. Durante el embarazo aumentan las necesidades de vitaminas B1, B2, B6 y ácido fólico. Una vez nacido el bebé y durante la lactancia hay que controlar que los aportes de vitamina A, B6, D, C y ácido fólico sean suficientes. A medida que los niños van creciendo no deben faltar las vitaminas A, C, D, B1, B2 y ácido fólico y ya en la tercera edad suele ser conveniente un aporte suplementario de vitaminas A, B1, C y ácido fólico. También se recomienda vitamina D en los casos en los que se trate de personas que no salgan a la calle y, por tanto, no reciban la acción directa de los rayos de sol sobre la piel. Además, las enfermedades que afectan al aparato digestivo, las intervenciones quirúrgicas del estómago o insuficiencias renales suelen ser una buena razón para ingerir suplementos.

Efectos secundarios
Por otra parte, conviene controlar la ingestión de las vitaminas porque aunque no es frecuente, pueden producirse algunos efectos secundarios: El consumo excesivo de la vitamina A puede producir enfermedades del hígado y en el caso de las embarazadas suponer problemas para el feto o abortos. En niños, la toxicidad de esta vitamina puede causar dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, visión doble y edema cerebral. Las dosis elevadas de vitamina B6 (piridoxina) pueden causar lesión grave de la sensibilidad nerviosa, detectada en mujeres que toman elevadas cantidades de esta vitamina para aliviar los síntomas de su síndrome premenstrual. En cuanto a la vitamina C, las dosis elevadas pueden producir cálculos en el riñón o anemia. Los niveles tóxicos de vitamina D pueden producir unos niveles sanguíneos de calcio excesivamente elevados, estreñimiento, insuficiencia renal, náuseas, debilidad y piedras en el riñón. La vitamina E en dosis elevadas puede incrementar la acción anticoagulante de la cumarina, con lo que se aumenta el riesgo de padecer hemorragias. Por su parte, una dosis excesiva de hierro provocará náuseas y diarreas, así como problemas en el páncreas, hígado y corazón.
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sábado, 6 de enero de 2007

Nutrición vs. Alimentación


Nutrición vs. Alimentación

Nutrición
es el conjunto de procesos mediante los

cuales el hombre ingiere, absorbe, transforma y utiliza las sustancias que se encuentran en los alimentos y que tienen que cumplir cuatro importantes objetivos:

1. Darle energía para el mantenimiento de sus funciones y actividades,

2. Aportar material para la formación, crecimiento y reparación de las estructuras corporales y para la reproducción,

3. Suministrar las sustancias necesarias para regular los procesos metabólicos, y

4. Reducir el riesgo de algunas enfermedades.

La Alimentación es en cambio el proceso mediante el cual tomamos del mundo exterior una serie de sustancias que, contenidas en los alimentos que forman parte de nuestra dieta, son necesarias para la nutrición.
El alimento es, por tanto, todo aquel producto o sustancia que una vez consumido aporta materiales asimilables que cumplen una función nutritiva en el organismo.

Teniendo presente estos conceptos, nos podemos dar cuenta que el secreto para una Nutrición Saludable es de saber modificar nuestros estilos de vida, que muchas veces están alterados por las comidas fast,el stress, el sedentarismo. Asi mismo, debemos de aprender a conocer los diferentes grupos de alimentos y la mejor formas de poder combinarlos.

miércoles, 3 de enero de 2007

La patata o papa (Solanum Tuberosum)


La patata o papa (Solanum Tuberosum)

La patata o papa es un tubérculo, de la familia de las solanáceas. Hoy en día hay muchísimas variedades y se cultiva en la mayoría de países.Originaria de la cordillera Andina fue introducida en Europa a partir del siglo XVI.Aunque en un principio su introducción fue lenta al final terminó siendo un alimento básico en muchísimos países. Las malas cosechas o las primeras plagas desataron verdaderas hambrunas ya que era el alimento base de las clases más pobres.

Propiedades de la patata o papa
Son un alimento que nos aporta mucha energía siendo adecuadas especialmente para deportistas o personas que realizan un trabajo físico.
Cuando las comemos hervidas o en puré son realmente un alimento muy digestivo por lo que son ideales para personas con problemas gástricos como la acidez de estómago, problemas hepáticos o intestinales, etc...
Tienen un efecto alcalinizante sobre el organismo favoreciendo pues la eliminación de toxinas (ideal en casos de ácido úrico) y la remineralización de nuestro organismo. Además ayuda en los casos de espasmos, tos nerviosa, calambres, etc.
Su riqueza en potasio favorece, sin son cocidas y sin sal, la eliminación de líquidos (edemas) pudiendo ayudar a las personas con obesidad causada por retención de líquidos. Deben tener cuidado los enfermos del riñón cuyo médico les haya limitado la toma de alimentos o bebidas ricas en Potasio.
A nivel externo sus propiedades también son muchas ya que podemos prepararla (bien rallada) a modo de cataplasma: crudas y ralladas pueden aliviar quemaduras no graves o las producidas por el sol, también calman y disminuyen las bolsas de los ojos (las típicas ojeras).

Información nutricional de la patata o papa (por 100 gr.)
75 % de agua.
80 calorías (si es asada o cocida pero frita puede llegar a las 240 calorías).
2´5 gr. de proteínas.
18 % de hidratos de carbono.
570 mgr. de Potasio.
0,25 mgr. de Vit. B6.
Su gran aporte calórico las hace poco recomendables para gente obesa o muy sedentaria.Cuidado también las personas con tendencia a gases intestinales ya que pueden agravar los síntomas.

¿Sabías que…?
Es un alimento muy “agradecido” culinariamente ya que puede prepararse de muchísimos modos (estofadas, al vapor, cocidas, en puré, fritas, al horno, a la brasa, et.). Es importante guardarlas en lugares secos y protegidos de la luz ya que tienden a germinar fácilmente. Nunca comer esos brotes ni las partes muy verdes ya que podríamos intoxicarnos (contienen un alcaloide llamado Solanina).Las papas o patatas de pulpa amarilla contienen más betacaroteno que las de pulpa blanca.
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